Mi amor.
Azul, eterno, infinito.
Se entrevé il mar
detrás de aquella cresta blanca.
Blanca es la
casa.
A su alrededor, a
un lado, el rojo de una boucanville.
Tarde caliente de
verano en Mar del Plata.
Caliente y
brillante la piel que la viste.
Gotas de rocío
salado sobre su rostro que mojan el verde de sus ojos.
Azul eterno.
Albatros que
regresan a la tierra firme.
Albatros que
desde lejos emigran en el viento.
Ocre, fuerte olor
de tierra mojada.
Verde, la viña
que se nutre del ocre.
Azul, el cielo
que la viste a su alrededor y lejos va hacia el sur.
Blancas, las
nubes que emigran en un soplo de viento.
Caliente sabor.
Suave placer de
aquella visión que me vuelve a la mente y me deja dentro y fuera,
el sabor de ella.
Javier
Martinelli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario